viernes, 25 de marzo de 2016

GRACIAS, FLACO; HASTA SIEMPRE, MAESTRO


Mañana soleada y ociosa de Jueves Santo en Madrid. Llego a casa después de un paseo, conecto la radio y escucho el final de la noticia: "Johan Cruyff, descanse en paz".


Un escalofrío recorre mi cuerpo. Por un momento me quedo paralizado, boquiabierto, ojiplático, pensativo e impactado. No me lo puedo creer...


Enseguida vienen a mi mente recuerdos de  mi niñez. Recuerdos de hace un cuarto de siglo. Recuerdos de cuando empecé a seguir el juego más bonito del mundo. Recuerdos del tiempo en que empecé a aficionarme al fútbol. Recuerdos del momento en que abracé la fe blaugrana.


Me abordan imágenes imborrables del Dream Team en la televisión del salón de mi casa, allá por el comienzo de los años '90. Imágenes mías de niño con la camiseta del Barça. Imágenes de las celebraciones de 'las ligas de Tenerife'. Imágenes del ídolo  de mi infancia,  Hristo Stoichkov, saltando puño en alto en un Camp Nou lleno hasta la bandera, del gol de Koeman en Wembley, del hat trick de Romario al Madrid. Imágenes con mi padre en la Peña Blaugrana de Santa Cruz de La Palma, mi localidad natal.


He querido esperar hasta última hora del día para escribir y publicar este artículo en frío, y no dejarme llevar por la emoción del momento. Creo que ya no estoy en 'shock', y puedo decir que esta es la muerte de alguien a quien no conocía personalmente que más he sentido...



En la temporada 73-74, el fútbol español abrió sus fronteras a los extranjeros. Y qué mejor manera de estrenar esa etapa que con la llegada del mejor jugador del momento. Aterrizó como Balón de Oro (luego ganaría otros dos) y con tres Copas de Europa consecutivas ganadas como estrella del Ajax. En su primera temporada, y después de 14 años de sequía, le devolvió la Liga al Barça. En la última, se despidió conquistando la Copa. Para el recuerdo, el 0-5 en el Bernabéu con gol suyo incluido. Como intangibles, su  estilo, su elegancia, su personalidad, su liderazgo y su carácter.


Capitaneó a Holanda en el Mundial del '74 hasta la final, en la que se convirtió en el único subcampeón de la historia más recordado que el campeón. Se erigió en el Mejor Jugador del torneo y en la pieza clave de la que fue conocida como 'La Naranja Mecánica'. Esa fue su derrota más dolorosa como jugador, y algunos dicen que le afectó tanto que marcó un antes y un después en su carrera. No en vano, ese fue el último año en que fue elegido Balón de Oro. Tuvo la oportunidad de redimirse en 1978 en el mundial que se celebró en la Argentina de Videla, pero rechazó que su figura se relacionara de manera alguna con la del dictador. Genio y figura hasta la sepultura. Los suyos volvieron a llegar a la final, nueva derrota de la Selección Holandesa contra la Albiceleste del 'Matador' Kempes. Nunca sabremos lo que habría pasado con Johan sobre el campo...o sí, pero no lo podremos demostrar.


Se estrenó como entrenador en el Ajax, conquistando la Recopa, y a los dos años, en 1988, aterrizó en Can Barça. Repitió con la 'Copa de Europa de campeones de Copa' en su primera temporada en España. En la segunda, una Copa del Rey ganada al Madrid le salvó el puesto. Después, entre 1990 y 1994, llegó la magia. A día de hoy, sigue siendo el único técnico de la historia del Barça que ha conseguido ganar cuatro títulos de Liga consecutivos. Y siempre será el primero que ganó la Copa de Europa para el club, su mayor éxito como entrenador. Por cierto, la última que se disputó antes de que se inaugurara el actual formato y denominación de 'Liga de Campeones'.


Pero por encima de las victorias, dejó un estilo. Abrió una nueva etapa en la historia del club. Marcó un punto de inflexión en el fútbol español, que no obstante, también se tradujo en títulos: en los 71 años previos a su llegada, el Barça  contaba con 42 trofeos en sus vitrinas; en los 27 años posteriores a su aparición, ha añadido los mismos 42. Su impronta y su herencia han convertido al Fútbol Club Barcelona en el mejor equipo del siglo 21.





Fue un genio en el terreno de juego y en los banquillos, pero también en el vestuario y en las salas de prensa. Entre mis recuerdos balompédicos predilectos, está el primer libro de fútbol que leí, que sigue siendo uno de mis favoritos, y que como no podía ser de otra manera, es el suyo: "Mis futbolistas y yo". Aquí, algunas de sus 'perlas':

-"Todos los entrenadores dicen que hay que correr mucho. Yo creo que hay que correr menos y pensar más. Al fútbol se juega con el cerebro. Hay que estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado".

-"Es mejor fracasar con tu idea que fracasar con la idea del otro equipo".

-"Si no puedes ganar, asegúrate de no perder".

-"Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es lo más difícil que hay".

-"Para ganar tienes que marcar un gol más que el rival. Yo prefiero 5-4 que 1-0".

-"Sólo hay un balón; si lo tienes tú, no lo tiene el rival".

-"Mis delanteros sólo deben correr 15 metros, a no ser que sean estúpidos o estén durmiendo".

-"Yo creo que todos los jugadores deben ser capaces de jugar en todas las posiciones. Por eso es tan importante que escuchen en las charlas tácticas".

-"Salid y disfrutad". (A sus jugadores antes de la histórica final de Wembley).

-"Pongo a mi peor hombre a marcar al mejor suyo y jugamos 10 contra 10." (Refiriéndose al Chapi Ferrer, gran marcador técnicamente limitado).

-"Si Manolo (Atlético de Madrid) lo mejor que hace es desmarcarse, no lo marcamos".

-"Este juega con los puños cerrados, sufre, no nos interesa". (A Charly Rexach mientras ojeaban a un jugador).

-"El dinero en el campo y no en el banco."

-"El fútbol empieza siendo una democracia y acaba en dictadura, porque al principio, todos opinan, pero al final, sólo uno decide. Lo hace el jugador ante el balón, el entrenador frente a la alineación y el presidente en el momento de las grandes decisiones".





Entrenaba para lo mismo que jugaba: divertir y divertirse, hacer un fútbol bonito y ganar. De los cuatro grandes del fútbol (Di Stéfano, Pelé, Maradona y él mismo), sólo Don Alfredo y nuestro protagonista triunfaron como técnicos. Pero tal y como dijo Jorge Valdano, "Johan Cruyff fue el único en la historia en marcar el fútbol como jugador y como entrenador".


En mi artículo dedicado a Leo Messi, escribí sobre él que 'a los puntos' ganaría una hipotética clasificación matemática como mejor jugador de todos los tiempos. Porque fue el único que triunfó por todo lo alto con su club, el Ajax (3 Copas de Europa) y con su selección, Holanda, subcampeón del mundo siendo el mejor jugador de la competición.


Precisamente de 'La Saeta Rubia' dijo el de Ámsterdam que había sido su único ídolo. Siempre elegante y respetuoso con el rival, un caballero del fútbol. Otro, Emilio Butragueño, a pesar de ser santo y seña del eterno rival, reconoció que el holandés fue la referencia de su infancia.


En el Barça siempre llevó el '9' a pesar de ser un '10'. Pero sus tardes más gloriosas las vivió con el Ajax y la Selección Holandesa, por los que puso el '14' de moda permanente, de manera que se dejó de ver como un número de suplente y pasó a ser 'el de Cruyff'. Muchos futbolistas de su época y posteriores lo llevaron, en homenaje al ídolo, profesionales y aficionados, incluido el que suscribe.


El 24 de marzo de 1985, el Barcelona ganaba en Zorrilla la liga del "¡Urruti, t'estimo!", después de una sequía de 11 años, precisamente desde que 'El holandés volador', 'El Tulipán de Oro', la conquistara en el año de su llegada a la Ciudad Condal.

El 24 de marzo de 2007, este culé veía por primera vez in situ un partido del (otro) equipo de su corazón. Fue en el Bernabéu y la Selección Española de Luis Aragonés derrotaba por 2 a 1 a Dinamarca con sendos golazos de Villa y Morientes. Se estaba gestando la España de la Triple Corona, que dado que su columna vertebral provenía de La Masía y del 'modelo Barça', también le debe parte de su gloria al gran Johan Cruyff.

El 24 de marzo de 2016, que para mí ya será el día de las efemérides futbolísticas, nos dejó para siempre un tipo genuino. Tal vez, el único cuyo legado es superior a su obra.


En 1991, superó una insuficiencia coronaria y se convirtió en el protagonista de una campaña anti tabaco en la que declaraba: "En la vida he tenido dos vicios, el fútbol y el tabaco; el fútbol me lo dio todo, el tabaco casi me lo quita".



Aquel partido lo ganó. Respecto a este, recientemente había declarado: "Tengo la sensación de ir ganando 2-0 al descanso. Pero todavía queda la segunda parte". Fiel reflejo de su forma de ser, que también fue la que tuvo de jugar y de entrenar; osado, optimista y ganador hasta las últimas consecuencias. Porque el fracaso es no intentarlo y porque un esfuerzo total es una victoria completa. Así que se fue como llegó y murió como vivió; ganando.


Con Johan no sólo se va uno de los más grandes jugadores y entrenadores que ha dado el deporte. Con él se va un pedazo de mi infancia, una parte de mi vida. Y quién sabe si con Cruyff, a todos los que formamos la gran familia del fútbol (periodistas, aficionados, jugadores y entrenadores), no se nos va, también, el personaje más influyente de la historia de este juego...






©Miguel Pérez Duque 2016 Todos los derechos reservados.