jueves, 11 de diciembre de 2014

¡ATHLEEEEETIC, EU.P.!


EUrope Prize (premio europeo) el que consiguieron anoche los hombres de Valverde en La Catedral de Europa. Les valía con empatar, pero ganaron y ganaron bien para despedirse con la cabeza alta de la Champions League y entrar como uno de los rivales a batir en la Europa League, de la que ha sido dos veces subcampeón.


Resultado histórico en un partido sin historia. Lo primero, porque el Athletic estrenó su casillero de victorias en la nueva Catedral en una fase final de la Champions League. Lo segundo, porque pasó lo que tenía que pasar en un encuentro que enfrentaba al cuarto clasificado de La Liga de la pasada temporada y al último campeón de Bielorrusia. Los Leones fueron superiores de principio a fin, dueños y señores del partido durante los 90 minutos. Basta decir que Gorka ni sufrió, mientras que Soroko fue el mejor de los suyos, por no decir lo único bueno. Los rojiblancos afrontaban este partido con ganas de darles la primera (y última) alegría casera a la afición en la Copa de Europa, tras el último triunfo cosechado en Ucrania con gol de San José, rematando una falta lateral. El propio central navarro, ya en la segunda parte tras el quiero y no puedo de la primera, fue el encargado de abrir el marcador anoche en San Mamés, convirtiéndose en el 'pichichi' de los vascos en la competición. También vino el gol en una acción a balón parado, que esta vez salió de un córner desde el flanco derecho que Mikel  enganchó sin dejarlo caer.




A destacar el partidazo de Ibai, probablemente el mejor de los locales, que estuvo en todos lados e hizo de todo, en ataque y en defensa; corrió como el que más, cayó a una banda y a la otra, desbordó, centró, buscó el gol en jugada y a balón parado...y se vació. Y así se lo reconoció la Catedral, con una atronadora ovación en el momento en que fue sustituido por Borja Viguera. El joven cachorro tardó un minuto en servir la asistencia del gol definitivo a Markel Susaeta, que con un bonito remate de volea rompía una larga sequía y ponía el broche de oro a la despedida de la Champions por parte de los bilbaínos. Antes de eso, Guillermo había mandado un balón al palo y el portero bielorruso desbarató varias ocasiones. Así que pudieron ser muchos más (2-0). 


Igual que pudo ser mucho mejor la actuación del Athletic en esta competición si hubiese jugado con la misma intensidad de los dos últimos partidos en los cuatro primeros. Queda el bonito recuerdo de haber jugado donde juegan los mejores y de haber estrenado a lo grande la nueva Catedral. Queda la experiencia de haber competido contra equipos que año tras año están en ese despiadado torneo que reúne sólo a los mejores de Europa, al que se tarda nueve meses en llegar pero en el que puedes estar sólo tres antes de abandonar. Y sobre todo, queda un consuelo llamado Europa League, gracias al cual los seguidores de 'Los Leones' podrán seguir paseando la zamarra rojiblanca por los campos de la UEFA, los bilbaínos mostrar el Guggenheim a los aficionados visitantes y el Athletic llevar el nombre de Bilbao por todo el viejo continente. ¡Zorionak! ¡A por ellos!

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